miércoles, 30 de mayo de 2012

Síndrome de Alienación Parental

Tradicionalmente las familias en España en su mayoría eran del modelo de 2 progenitores, uno de cada sexo, en el que el hombre trabajaba fuera de casa y se ocupaba de la economía familiar,mientras que la mujer se encargaba de las tareas del hogar y de los hijos. Actualmente, éste modelo ha evolucionado y nos encontramos con muchos tipos diferentes de familias, monoparentales, con padres del mismo sexo, con los dos padres trabajadores y pasando poco tiempo en casa, separaciones y divorcios, adopciones, familias reconstruidas....Quizás las más abundantes en nuestro país son las familias con padres separados.
Contrariamente a lo que pueda pensarse, el impacto que ésto supone en los hijos no viene dado por el hecho de la separación, sino por cómo esta tiene lugar y los conflictos existentes entre los padres. La separación será comprendida de forma diferente por los hijos según la edad que tengan éstos:
-Los niños muy pequeños normalmente no asimilan éste hecho y no comprenden los que sucede, por lo que es normal encontrarnos con síntomas somáticos cómo cefaleas,mareos, problemas estomacales...el cuerpo responde ante una situación de alerta que no entienden.

- Los niños un poco más mayores suelen sentirse culpables de haber causado la separación. Pueden aparecer depresiones, repercusiones en el ámbito escolar, regresiones a edades anteriores...

- Los niños más mayores suelen desarrollar una hipermadurez en parte positiva, pero peligrosa ya que puede sustituir al progenitor ausente y tienden a no verbalizar el dolor, aumentándolo.

En las separaciones el juez intenta tomar la resolución que sea mejor para el o los niños, sin embargo en ocasiones surgen situaciones de riesgo que propician la aparición de problemas psicológicos en la infancia. Algunas de estas situaciones de riesgo, provocadas por una mala separación son los niños convertidos en:

· Espía: Son interrogados cada vez que pasan tiempo con el otro progenitor y según lo que contesten ven las reacciones del que pregunta.

· El niño hipermaduro: Toman la responsabilidad familiar, esconden el sufrimiento para no preocupar a sus padres.

· El niño  dividido: Sucede cuando se intenta negar la existencia del otro progenitor y el niño aprende que hay temas que son tabús y no se pueden tocar. Viven una realidad dividida.

· El niño mensajero: El que se encarga de hacer de enlace entre los dos padres, atendiendo a veces a cuestiones de las que no deberían hacerse cargo.

· El niño colchón: El que es diana de todas las frustraciones de sus padres.

· El niño con conflicto de lealtades: El niño no quiere desagradar a ninguno de sus padres y por ello vive una situación de conflicto.

· El niño víctima del sacrificio de sus padres: Cuando los padres verbalizan frases del tipo "he sacrificado todo por ti" se sienten con una inmensa culpabilidad.

· El niño bajo el síndrome de alienación parental: Que consiste en niños programados para odiar a uno de sus progenitores, fomentado por la animadversión del otro, por venganza o celos. El progenitor confía en sus hijos causas de su mala relación conyugal que los niños no deben conocer, o no deja al otro progenitor ver a su hijo, alimentando el odio, el rencor y el desapego.

Cada vez son más los casos de Síndrome alienación parental en España, debido a la mala forma de actuar de los padres y no saben con ello, el tremendo daño que les están realizando a sus propios hijos.
Con todo esto no quiero decir que todas las separaciones y los divorcios sean malos o perjudiciales por el simple hecho de ocurrir. Es bien cierto que una mala convivencia y disputas continuas son igual de perjudiciales para los hijos, pero si se produce una separación porque no se puede convivir no tiene sentido seguir con los enfrentamientos una vez concluida la relación y mucho menos utilizar a los hijos como moneda de cambio para defender los propios intereses, el orgullo, o alimentar la venganza para llenar el vacío.

domingo, 20 de mayo de 2012

HIKIKOMORI

El otro día en mi lectura de antes de dormir leí por primera vez sobre los Hikikomori, que literalmente se traduce cómo "apartarse, estar recluido" y es un término japonés para referirse a un fenómeno de gente que ha decido quedarse en su habitación evitando todo contacto social posible. Se relacionan con el exterior exclusivamente mediante Internet y la televisión, aunque existen casos extremos en los que el Hikikomori (termino utilizado también para designar a las personas que forman parte del fenómeno) se recluyen en su habitación prescindiendo también de la tecnología y se quedan horas y horas en un misma posición, con la mirada fija,viviendo únicamente en su imaginación. Las personas que han decidido pasar a estar encerrados en su cuarto, normalmente en casa de sus padres para mayor comodidad, suelen padecer un caso muy extremo de fobia social y en algunos casos también padecen agorafobia o miedo a "tener miedo", a sufrir ataques de pánico incontrolados.
Las fobias sociales suelen comenzar en la adolescencia y giran en torno al miedo a ser juzgado por otras personas y por ello llevan a evitar situaciones sociales determinadas. Al contrario que otras muchas fobias, en la fobia social, no hay distinción de sexo en la prevalencia de la enfermedad.
Las fobias sociales se refieren al miedo exagerado y persistente a actuar de una manera humillante o que suponga la evaluación de los demás,ante personas que no pertenezcan al seno familiar. Algunos ejemplos de situaciones a evitar suelen ser: hablar en público, comer y beber en público, ir a fiestas, utilizar los aseos públicos, reuniones de juegos con otros niños, hacer un examen oral o escrito, escribir en la pizarra....
Tener alguna característica diferente del resto de compañeros, como estar más gordo, o tener alguna minusvalía física puede hacerles más vulnerables para desarrollar una fobia social, por el temor a sufrir burlas. Solo se tratará de un fobia cuando la alteración suponga una interferencia en la vida de la persona y/o que le cause malestar intenso o duradero.
En los niños más pequeños las fobias sociales pueden manifestarse mediante lloros, tartamudez, parálisis, abrazos o aferramiento a familiares cercanos junto a la abstención de mantener relaciones con los demás, pudiendo llegar incluso al mutismo.
Suelen acompañarse de una baja estimación de sí mismo y miedo a las críticas. Puede manifestarse como temor a ruborizarse, temblor de manos, nauseas o necesidad imperiosa de micción y a veces el enfermo está convencido de que el problema primario es alguna de estas manifestaciones de ansiedad. Los síntomas pueden desembocar en crisis de pánico y las conductas de evitación suelen muy intensas y en los casos extremos llevar a un aislamiento social casi absoluto, como es el caso de los Hikikomori.


Fomentar una buena autoestima desde pequeños sería una buena defensa contra esta enfermedad tan paralizante. Asimismo, el saber hacer de los maestros, acompañando a las personas tímidas en su pequeños pasos de apertura, en vez de usar reprimendas y de ridiculizar a alumnos frente a sus compañeros, como se hace hoy en día en muchas aulas en las que la competición deja de lado al compañerismo y  los logros son enfocados aún de una manera muy individualista, del modo "si tu pierdes, yo gano"

jueves, 10 de mayo de 2012

Los cinco sentidos del niño


Priscilla.J.Dunstan, experta de fama mundial en habilidades parentales, ha viajado por todo el mundo observando las relaciones entre padres e hijos. Nacida en Australia, estableció en Sydney su célebre clínica familiar, el Centro de Investigación Priscilla Dunstan. Ahora vive en Los Ángeles, donde ha fundado un nuevo centro de orientación para padres, madres, profesionales de la salud y profesores.
Esta misma autora, que también nos habla de la forma de comunicación que tienen los bebes desde el nacimiento hasta los  3 a 6 meses, que con distintos tipos de llanto indican diferentes necesidades, como alimentarse, dormirse, tener frio o calor…el llamado Dunstan Baby Languaje,





 también  ha escrito un libro “Los cinco sentidos del niño” en el que nos habla sobre el origen de los problemas de comunicación entre padres e hijos. Ella cree que tales problemas de comunicación muchas veces vienen dados por la falta de armonía entre los diferentes sentidos con los cuales se comunican padre e hijos. Dunstan ha descubierto que todos poseemos un sentido predominante: vista, oído, olfato/gusto o tacto. Así, aunque a veces resulta bastante difícil identificar  cual es el sentido predominante en nuestros hijos y en nosotros mismos, nos deja unas pistas para reconocer el sentido que predomina en cada niño.
-          Los niños auditivos: Son los niños que viven la vida siguiendo un ritmo y una banda sonora propios.  No suelen prestar atención si se les habla de una forma brusca y enojada. Cuando son bebes pequeños emiten muchos ruiditos antes de aprender a hablar. Cuando empiezan a explorar la casa, pronto darán con la radio o el equipo de música y lo encenderán. Les encanta la música, bailar. No solo atienden a los sonidos sino que también los producen, así que puede decirse que son niños que se hacen oír, hablan mucho, pueden pasarse todo el viaje del colegio a casa narrando todo lo que han hecho en el día.
-          Los niños visuales: Son tremendamente observadores, les encantan los colores, las formas. Suelen calificarse como niños tranquilos ya que mientras tengan una estimulación visual adecuada se quedan extasiados. Para dormir es mejor que no tengan ningún estímulo visual, por lo que las mantitas en los ojos dan bastante buen resultado. Son ordenados. Les es fácil aprender números, letras y palabras, ya que tienen facilidad para “ver” mentalmente estos datos.
-          Niños táctiles: Son los niños que utilizan todo su cuerpo para expresarse. Si están contentos, saltarán, brincaran, te abrazarán fuerte. Son bulliciosos, muy activos, atrevidos, vivaces y agotadores. Siendo bebes les gusta mucho el contacto cuerpo a cuerpo y el momento de cambio de ropa será uno de sus momentos de crisis. Para construir la autoestima de estos niños basta con darles un proyecto que realizar, una misión que cumplir ya que les encanta ayudar.
-          Niños gusto/olfativos: Son niños muy sensibles y les afecta mucho todos los estímulos. Tienen muy desarrollado el sentido del gusto y son muy explícitos en relación con la comida que les gusta o les disgusta. Al ser tan sensibles, en sus primeros años tienden a retraerse hacia un mundo interior. Son niños muy fantasiosos, protectores y leales. Al crecer mostrarán una capacidad innata para la empatía. La forma de ayudar a estos niños es mostrándoles la manera de reconocer y respetar sus propias opiniones, preferencias y deseos.

En el libro nos habla de muchos más modos de reconocer los sentidos predominantes tanto en los niños, como en nosotros mismos, los adultos y como fomentar una forma armónica de comunicación a través del lenguaje que empleamos.  Así ante una misma cuestión podremos actuar de diferente forma según sea nuestro hijo:
-          Viste lo que te digo?
-          Has escuchado?
-          Te ha gustado lo que he dicho?
-          Como te ha tocado lo que te dicho?

lunes, 30 de abril de 2012

Rincón de pensar, NO. Pausa positiva, SI


El otro día me dijeron en la guardería, que mi hijo había mordido a una niña, y que ya lo había hecho más veces. Les pregunté que en qué momento le mordió, suponiendo que sería una riña por algún juguete y me dijeron que “suponían” que si. Les pregunté  a ver que habían hecho y me dijeron que poco podían hacer porque es muy pequeño (21 meses), que le señalaron con un toquecito la boca enfadas y le pusieron a pensar 2 minutos ¿?
A nadie le gusta que su hijo muerda y es más difícil cuando es el tuyo el que lo hace ya que tienes que vértelas con las demás madres pensando a ver cómo le educarás y si está consentido y es un salvaje. Supongo que no pensarán como yo, de forma más benevolente que le están saliendo las 4 muelas, que es muy tenaz, que es enérgico, que no habla bien aún y expresa su frustración como puede. Con esto no quiero irme al polo de: “prefiero que muerda él a que le muerdan”, ni mucho menos. No quiero que muerda, ni que le muerdan y entiendo la posición de cualquier madre que se encuentre en el lado contrario en el que su hijo o hija sea el mordido, pero pensando el otro día en la solución adoptada, me pareció una soberana tontería.
Imaginen que un día malo les viene su pareja, o su compañero de trabajo o un amigo y les dice “no me gusta esto que has hecho, vete ahora mismo a tu cuarto, o a tu despacho o a tu casa y piensa en lo que has hecho”, ustedes qué pensarían ¿Qué les han ayudado mucho y que la próxima vez actuarán mejor y acudirán a esa persona a pedir consejo? O "¿qué derecho tienen de tratarme así?" Y cuando encima se lo hiciesen delante de mucha gente ¿No se sentirían bastante humillados? Si no nos parece un trato respetuoso para los adultos ¿por qué  ha de parecérnoslo para los niños?. Se tiene la extraña idea de que un niño se portará mejor si se le hace sentir peor, cuando la realidad es la contraria. Un niño se porta mejor cuanto mejor se siente.
 La misma orden da un poco de miedo “vete a pensar” como si nosotros pudiésemos dominar lo que nadie esté pensando. Probablemente, lejos de pensar en lo que han hecho pensarán en vengarse por la humillación, o en cómo hacerlo la próxima vez para que no les pillen o en el peor de los casos pensarán que son unas personas horribles que no valen para nada.
En los momentos de conflicto, de riñas, de rabietas…la mejor opción no será el rincón de pensar, humillante y a modo de castigo, sino la pausa obligada positiva. Está concebida para que los niños se sientan mejor, para que se calmen de verdad y para que aprendan a salir de un momento de tensión de forma eficaz. La pausa obligada positiva es un momento de calma en un sitio especial  que ellos mismos han preparado, donde los niños pueden escuchar música, leer, jugar con algún juguete y cuando se hayan relajado vendrá el momento de buscar soluciones al problema e incluso a veces no hará falta, ya que con la propia pausa el problema habrá desaparecido.
-          Invertir tiempo en enseñarles el funcionamiento del la pausa positiva: La mejor forma de enseñarles es el ejemplo. Nosotros los adultos también podemos necesitar de vez en cuando un momento de calma y tener preparadas unas revistas o un libro en algún lugar al que retirarnos unos minutos. En el aula, se puede fabricar entre todos un lugar especial tipo “la playa”, con algunos juguetes, unos cascos con música, puzles…La profesora no se va a retirar a ese lugar pero puede sacar un tarro con arena y ponerlo encima de la mesa cuando necesite unos minutos en los que los niños sabrán que no deben molestarla.
-          Permitir que los niños decoren el sitio especial: Si los niños no tienen edad suficiente para diseñarla y decorarla, significa que no tienen edad suficiente para utilizar la pausa positiva y tendremos que acompañarles de otro modo en sus conflictos. Algunos preferirán decorarla como una playa, otros como  el regazo de su abuela, otros como unas nubes…Y usaremos estos nombres, menos asociados al castigo que pausa positiva, cuando vayamos a utilizarla.
-          Desarrollar con anterioridad con nuestros hijos o alumnos un plan para utilizarla: Explicar que a uno de los dos que tenga el conflicto o a los dos podía irles bien ir a su sitio “feliz” para calmarse e intentar después buscar soluciones. Por ejemplo diremos  ” fulanito estas nervioso, te ayudaría irte a la playa? O a las nubes?” También es importante la forma de sugerirlo “¿te ayudaría?” en vez de “vete”. Igual algunos niños están demasiado enfadados para querer ir y entonces podemos proponerles acompañarles, igual a nosotros como padres también nos viene bien esa pausa. Si aún así siguen sin querer ir podemos ir nosotros igualmente, dando ejemplo de cómo una pausa viene muy bien.
-          Enseñar a los niños que cuando se sientan mejor pueden buscar soluciones a su problema. Estas soluciones las buscaremos realizando preguntas de curiosidad para que sean los propios niños los que decidan las soluciones y no se las demos hechas. Preguntas como: ¿Que intentabas conseguir?, ¿Cómo  te sientes con lo ocurrido?, ¿Qué crees que lo ha provocado?, ¿Qué has aprendido de esto y como puede utilizarlo en el futuro?, ¿Qué soluciones propones ahora?  
      Demasiado a menudo los adultos intentamos inculcar a nuestros hijos lo que hay que hacer en vez de ayudarles a que ellos mismos saquen las conclusiones y que sepan en un futuro solucionar sus problemas y que se hagan responsables de sus conductas. Esta forma de utilizar las pausas no es permisividad, sino respeto y sin duda es la mejor forma de educar a nuestros  niños. Todo el artículo está inspirado en un capítulo del libro “Como educar con firmeza y cariño” basado en la psicología positiva de Jane Nelsen, cuya lectura recomiendo a todas las personas, más aún las que deban educar a niños pequeños. De esta misma autora dejo aquí un vídeo sobre los 5 criterios a seguir para aplicar una psicología positiva en la educación.






martes, 24 de abril de 2012


MUSICOTERAPIA

La música, potencia los valores humanos y espirituales que ayudan a vivir. Se trata de un mensaje que va dirigido directamente al alma de las personas, sin pasar por filtros de la consciencia ni del pensamiento racional. Cuando en el colegio estudiábamos música, la descripción que se hacía de la misma era: “La música es el arte de combinar sonidos en el tiempo”. Es una definición ciertamente sencilla, si bien entraña  un gran problema a la hora de analizar la propia esencia musical.
La primera parte de la descripción afirma que la música es un arte, pero ¿En qué momento empieza a considerarse una arte a diferencia de unos cuantos sonidos articulados para establecer comunicación?  Sabemos que el arte, en general, nace cuando el ser humano toma conciencia de sí mismo y de su trascendencia. Así podemos encontrar pinturas rupestres realizadas en cuevas representando animales, escenas de caza…, por lo que también asumimos que estos seres humanoS primigenios utilizarían su cuerpo y su voz para hacer sonidos que combinasen de una u otra forma para hacer música. Aquí radica el problema esencial y es que la música solo existe cuando está sonando. Las partituras, los CD, las grabaciones…son soportes de la música, pero no son música. Es por ello que podemos considerar la música como un arte totalmente efímero, del momento en que se escucha y esto es también lo que la hace tan especial.  Te sitúa en el momento presente en el que la escuchas y a la vez es capaz de transportarte en el tiempo a momentos y lugares distantes.
En prácticamente todas las culturas y sociedades humanas la música es considerada un regalo de los dioses. De hecho la palabra música proviene de la “musas” que vivían en el Olimpo y eran inspiradoras de la música. El origen de la música el propio ser humano lo relaciona con una entidad superior, una divinidad. No estamos tan lejos de estas creencias primitivas cuando hoy en día existen refranes populares como  “Quien canta, sus males espanta” y de hecho se está utilizando la música con efectos terapéuticos muy buenos en diferentes tipos de patologías: autismo, trastornos de conducta, neurosis, terapias de socialización…
En este contexto terapéutico la finalidad de la musicoterapia es la de ayudar al ser humano de muy diversos modos (musicoterapia preventiva) y de ayudar al ser humano enfermo (musicoterapia curativa).  Pero hemos de decir que cualquier actividad musical en sí misma no es terapéutica, sino que en musicoterapia existen métodos y procedimientos frutos de investigaciones científicas en los ámbitos terapéuticos, musicales y musicoterapéuticos.
Ya hemos hablado al principio de cómo la música está completamente ligada a nuestra parte emocional. Escuchar cierto tipo de sonidos nos relajan, otro tipo de sonidos consiguen el efecto contrario de excitarnos,  nos llevan a preguntarnos cosas,  nos conducen a la intriga, nos alegran…y así un gran número de sentimientos y de emociones. Es necesario, que  la vida emocional del ser humano sea educada, formada, tanto en beneficio de sí mismo como de la sociedad en la que está inmerso. La alexitimia o incapacidad de expresar los propios sentimientos es muy común hoy en día. El no saber qué clase de emoción estamos atravesando nos hace difícil el procesarla y poder expresársela a otra persona con el fin de solucionar el conflicto. La musicoterapia puede ayudar a fomentar unas u otras emociones, a poder situarlas y tomar conciencia de ellas.

La Musicoterapia preventiva consiste en actividades musicales, en las cuales los niños participan y se lo pasan bien, a la vez que hay detrás de todas esas actividades, una serie de objetivos destinados a fortalecer y al mismo tiempo prevenir futuros problemas en las siguientes áreas:
- Fisiológica: Influye en el metabolismo y una buena utilización de la misma refuerza el sistema inmunitario.
- Comunicación. Estimula la expresión de problemas e inquietudes.
- Sensitivo: La música toca de directamente todo el sistema emocional del ser humano.
- Cognitivo: Ayuda a desarrollar la concentración y aumentar la coordinación auditiva, visual y motriz.
- Motriz: Ayuda a la lateralización, a conocer el ritmo interior, el esquema corporal y la concentración.
- Social: Fomenta las relaciones sociales.
- Educativo: Ayuda en la formación, desarrollo personal y dificultades de aprendizaje.

El musicoterapeuta realiza una evaluación inicial donde observa el desarrollo físico, intelectual, afectivo y social del niño. Se informa a través de maestros y padres del gusto musical y sonoro de los niños, así como de aquellos sonidos o instrumentos que pueden resultarles desagradables.
Una vez conoce todos estos datos, se plantea unos objetivos con la finalidad de ir mejorando y fortaleciendo cada una de las áreas de desarrollo.
Las sesiones de musicoterapia tienen que ser muy estructuradas para favorecer un ambiente previsible y conocido para el niño.
Se trabaja con el canto, audiciones, improvisaciones, composición de canciones, viajes musicales y tocando instrumentos en función de los objetivos fijados para cada sesión.

Así que, yendo un poquito más allá de las terroríficas clases de flauta de los más pequeños, deberíamos incluir la música dentro de la vida y de las rutinas de nuestros niños aprovechando todas los beneficios que ésta nos puede ofrecer y nos ofrece.Y en el ámbito educativo incluir talleres de músicoterapia con profesionales preparados sería una buena opción.



jueves, 19 de abril de 2012

Tenemos que hablar de Kevin. Jóvenes asesinos


Llegué tarde, para cuando me quise dar cuenta ya habían quitado la película del cine y tendré que esperar a que salga en alquiler para verla. Estoy impaciente.
Hace 3 años leí el libro “Tenemos que hablar de Kevin” escrita por Lionel Shriver, editada en 2003. La novela cuenta la historia de Eva, una mujer satisfecha consigo misma. Es autora y editora de guías de viaje para gente tan urbana y feliz como ella. Casada desde hace años con Franklin, un fotógrafo e iluminador que trabaja en publicidad, decide, ya cerca de los cuarenta años y tras muchas dudas, tener un hijo. El producto de tan indecisa decisión será Kevin. Sin embargo, casi desde el comienzo, nada se parece a los inefables mitos familiares de la clase media urbana y feliz. Para empezar, Eva siente que Franklin se ha apoderado de su maternidad y le está convirtiendo a ella en el mero contenedor del hijo por nacer, privándole de placeres tan apreciados por Eva como el sexo, la gimnasia o el vino.Desde el comienzo del libro se aprecia como el vínculo madre- hijo está roto desde el mismo instante del nacimiento, incluyendo ese mágico momento posterior al parto.
Tras reflexionar sobre el libro que me tuvo angustiada durante cierto tiempo, me asaltaban muchísimas preguntas ¿Puede una madre sentir rechazo por su hijo nada más nacer éste? O planteada la pregunta de otro modo ¿Puede un hijo despertar la antipatía de su madre con su conducta nada más nacer? ¿Puede un niño mostrar conducta antisocial desde bebé?
Ante una persona antisocial, sobre todo si se trata de un niño siempre la primera pregunta que se nos viene a la cabeza es si la persona en cuestión es “así”, o si no ha tenido un entorno favorable para desarrollar una conducta normal. Mi opinión al respecto es un sí a medias para cada una de las preguntas. Es decir, el bebé viene dotado con un temperamento singular y único biológicamente determinado (que pude ser considerado  más o menos “difícil” o “fácil, como se quiera ver). A su vez, los padres ante el nacimiento de un hijo tienen unas expectativas, que aunque no sean realmente conscientes, están ahí. Cuando estos dos hechos chocan o son contrarios no logra establecerse un vínculo sano entre la madre y el hijo.
Por otro lado, diversos estudios como el realizado en 2010 a 120 familias en el Reino Unido, indican que la depresión materna  durante la gestación tiene efectos sobre la conducta del hijo, teniendo éste más probabilidades de desarrollar una conducta antisocial. La depresión postparto también es un factor que hace que no se desarrolle un vínculo afectivo sano entre la madre y el hijo con las consecuencias devastadoras que esto implica ya que a ese niño le costará mucho establecer vínculos con sus pares en el futuro.
Lo realmente escalofriante de este libro es que, aún tratándose de ficción, podría haberse basado en una historia real perfectamente, como la del la Matanza del Columbine, que tuvo lugar el 20 de abril de 1999 en un  instituto de enseñanza media de Littleton,Colorado. Ese día dos alumnos preadolescentes del centro escolar ( Eric Harris y Dylan Klebold) asesinaron a balazos a 11 compañeros y un profesor y provocaron 23 heridos graves antes de suicidarse.
En  un primer momento, las autoridades introdujeron una perspectiva psiquiátrica para interpretar el suceso, y esta hipótesis fue adoptada de manera acrítica por los medios de comunicación. Sin embargo, una investigación llevada a cabo por Aronson parece desmentir esta conclusión. Tras una cuidadosa revisión del historial académico y personal de Harris y Klebold, lo que se aprecia es que los informes elaborados por el tutor de ambos pocas semanas antes del suceso eran favorables, que, como alumnos gozaban de la estima de sus profesores y que desde un punto de vista académico estaban por encima de la media de su curso. En sus familias no había problemas. También se puede descartar un carácter huraño o insociable, ya que asistían habitualmente a las fiestas y bailes que organizaba el centro para sus alumnos. Todos  estos datos, contrastados y considerados en conjunto son contrarios a la interpretación psiquiátrica.
La interpretación de Aronson, que a la larga se acabó imponiendo, parte de la atmósfera dominante en Columbine. Una atmósfera con prácticas de exclusión social reflejadas en las llamadas “cintas de Columbine” con diversos testimonios recogidos inmediatamente después del suceso. Los alumnos favoritos de la dirección, los que destacaban en las prácticas deportivas y los más directamente involucrados en la marcha del centro, ejercían un control sobre el resto y los sometían a un acoso constante, tanto físico como psicológico. Todo ello ocurría en la más estricta impunidad. Una búsqueda en internet tras la masacre reveló que muchos jóvenes de EEUU podían adivinar correctamente las experiencias de rechazo de Harris y Klebold y sin aprobar su conducta daban muestras de comprensión y empatía hacia ellos.


Todo lo aquí recogido nos lleva otra vez a la misma reflexión ¿Qué peso tiene el ambiente y que peso tiene la herencia a la hora de intentar comprender  estos terribles actos? ¿Pueden unos buenos vínculos familiares paliar el  sufrimiento de un acoso reiterado día tras día en el colegio? ¿Podría haberse prevenido? 

martes, 10 de abril de 2012

Trastornos de la conducta alimentaria, la punta del iceberg


Cuando hablamos de enfermedades como  anorexia y bulimia nerviosa, vigorexia o trastorno de la ingesta compulsiva (no clasificado en el DSM VI-R) nos referimos muchas veces a enfermedades en sí mismas sin tener en cuenta  que los trastornos de la conducta alimentaria van asociados, en su mayor parte, a  patologías más severas. Es decir, estos trastornos son SÍNTOMAS  de algo mucho más arraigado y enraizado en la personalidad de las personas que las padecen.
En las sociedades en las que contamos con mayor cantidad de alimentos es curiosamente donde proliferan más los trastornos de conducta alimentaria. Datos estadísticos:
-          En países industrializados tienen una incidencia del 3,5% en grupos de alto riesgo (mujeres de entre 15 y 35 años)
-          Más del 50% de todas las edades han seguido dieta en algún momento de sus vidas.
-          Más del 27% de mujeres afirman tener la necesidad imperiosa de tomar dulces.
-          Un 19% de ataques de bulimia.
-          Un 17% de comer empujadas por el estrés.

Leche con amor:
F. Kröger asegura que los hábitos alimentarios son un reflejo de las necesidades afectivas y de la salud mental de la persona. La ingesta no es solo un proceso fisiológico con el que el cuerpo se alimenta. Se trata también de una alimentación emocional la que entra en juego en cada una de  las comidas que realizamos. El sentimiento de acogimiento está íntimamente ligado a la ingestión de alimentos. Ese sentimiento de ser querido y cuidado ligado a la ingesta se queda grabado y no se pierde jamás.
El otro día en clase de Análisis Transaccional,  la profesora Amaia Mauriz comentó que ella siempre pregunta a sus pacientes por sus rituales de antes de acostarse y sus rituales de comidas porque le parecen muy importantes para hacerse una idea del estado general de la persona. Esto me hizo pensar en los niños que realizan sus comidas en soledad, los desayunos por ejemplo. Un niño o niña de 7 u 8 años tiene la suficiente capacidad cognitiva y  motriz para prepararse el desayuno, sin embargo, los  niños no tienen límites si no se los ponen. Así un niño que desayuna, come o cena solo, se puede comer esa soledad con un paquete y medio de galletas, o no comer absolutamente nada o comer siempre lo mismo. No me refiero al aspecto únicamente nutricional. Con el tiempo ese niño o niña puede ser incapaz de recibir alimento (anorexia), incapaces de recibir amor, de quererse, o bien incapaces de retener cualquier afecto, de retener el alimento (vómitos),lo buscan de una forma compulsiva y desesperada pero inmediatamente lo expulsan fuera de sí porque no se creen merecedores de ello.



Los trastornos de la conducta alimentaria no son solo un problema de tallas. Si bien es cierto que los cánones de belleza actuales, la presión social, el abuso de Photoshop, la publicidad etc  …no ayudan a erradicar el problema.
Todos los colegios e institutos deberían contar con programas de prevención que hablen sobre:
-          Nutrición: Mitos, fases de crecimiento…
-          Cánones de belleza: De la antigüedad a la actualidad.
-          Publicidad: La irrealidad de las campañas.
Pero una vez más quiero recalcar la importancia que debe darse a los hábitos alimenticios dentro de las casas, en el seno de cada familia. No quiero culpabilizar con este artículo a las familias de las personas afectadas ya que de hecho se ha comprobado que muchas personas que padecen estos trastornos provienen de familias perfectamente ajustadas, pero por una razón o por otra su mente ha decidido tomar ese derrotero al enfrentarse con el estrés, quizás preservándoles de sufrir  algo peor, a modo de advertencia.
Aconsejo la visualización de este corto : A Contracuerpo, de Eduardo Chapero- Jackson que expresa muy bien el sentimiento de profunda soledad  y la angustia que padecen las personas con este tipo de trastornos.