MUSICOTERAPIA
La música, potencia los valores humanos y espirituales que
ayudan a vivir. Se trata de un mensaje que va dirigido directamente al alma de
las personas, sin pasar por filtros de la consciencia ni del pensamiento
racional. Cuando en el colegio estudiábamos música, la descripción que se hacía
de la misma era: “La música es el arte de combinar sonidos en el tiempo”. Es
una definición ciertamente sencilla, si bien entraña un gran problema a la hora de analizar la
propia esencia musical.
La primera parte de la descripción afirma que la música es
un arte, pero ¿En qué momento empieza a considerarse una arte a diferencia de
unos cuantos sonidos articulados para establecer comunicación? Sabemos que el arte, en general, nace cuando
el ser humano toma conciencia de sí mismo y de su trascendencia. Así podemos
encontrar pinturas rupestres realizadas en cuevas representando animales,
escenas de caza…, por lo que también asumimos que estos seres humanoS primigenios utilizarían su cuerpo y su voz para hacer sonidos que combinasen de
una u otra forma para hacer música. Aquí radica el problema esencial y es que
la música solo existe cuando está sonando. Las partituras, los CD, las
grabaciones…son soportes de la música, pero no son música. Es por ello que podemos
considerar la música como un arte totalmente efímero, del momento en que se
escucha y esto es también lo que la hace tan especial. Te sitúa en el momento presente en el que la
escuchas y a la vez es capaz de transportarte en el tiempo a momentos y lugares
distantes.
En prácticamente todas las culturas y sociedades humanas la
música es considerada un regalo de los dioses. De hecho la palabra música
proviene de la “musas” que vivían en el Olimpo y eran inspiradoras de la
música. El origen de la música el propio ser humano lo relaciona con una
entidad superior, una divinidad. No estamos tan lejos de estas creencias
primitivas cuando hoy en día existen refranes populares como “Quien canta, sus males espanta” y de hecho
se está utilizando la música con efectos terapéuticos muy buenos en diferentes
tipos de patologías: autismo, trastornos de conducta, neurosis, terapias de
socialización…
En este contexto terapéutico la finalidad de la
musicoterapia es la de ayudar al ser humano de muy diversos modos (musicoterapia
preventiva) y de ayudar al ser humano enfermo (musicoterapia curativa). Pero hemos de decir que cualquier actividad
musical en sí misma no es terapéutica, sino que en musicoterapia existen
métodos y procedimientos frutos de investigaciones científicas en los ámbitos
terapéuticos, musicales y musicoterapéuticos.
Ya hemos hablado al principio de cómo la música está
completamente ligada a nuestra parte emocional. Escuchar cierto tipo de sonidos
nos relajan, otro tipo de sonidos consiguen el efecto contrario de
excitarnos, nos llevan a preguntarnos
cosas, nos conducen a la intriga, nos
alegran…y así un gran número de sentimientos y de emociones. Es necesario,
que la vida emocional del ser humano sea
educada, formada, tanto en beneficio de sí mismo como de la sociedad en la que
está inmerso. La alexitimia o incapacidad de expresar los propios sentimientos
es muy común hoy en día. El no saber qué clase de emoción estamos atravesando
nos hace difícil el procesarla y poder expresársela a otra persona con el fin
de solucionar el conflicto. La musicoterapia puede ayudar a fomentar unas u
otras emociones, a poder situarlas y tomar conciencia de ellas.
La Musicoterapia preventiva consiste en actividades musicales, en las cuales los niños participan y se lo pasan bien, a la vez que hay detrás de todas esas actividades, una serie de objetivos destinados a fortalecer y al mismo tiempo prevenir futuros problemas en las siguientes áreas:
- Fisiológica: Influye en el metabolismo y una buena utilización de la misma refuerza el sistema inmunitario.
- Comunicación. Estimula la expresión de problemas e inquietudes.
- Sensitivo: La música toca de directamente todo el sistema emocional del ser humano.
- Cognitivo: Ayuda a desarrollar la concentración y aumentar la coordinación auditiva, visual y motriz.
- Motriz: Ayuda a la lateralización, a conocer el ritmo interior, el esquema corporal y la concentración.
- Social: Fomenta las relaciones sociales.
- Educativo: Ayuda en la formación, desarrollo personal y dificultades de aprendizaje.
El musicoterapeuta realiza una evaluación inicial donde observa el desarrollo físico, intelectual, afectivo y social del niño. Se informa a través de maestros y padres del gusto musical y sonoro de los niños, así como de aquellos sonidos o instrumentos que pueden resultarles desagradables.
Una vez conoce todos estos datos, se plantea unos objetivos con la finalidad de ir mejorando y fortaleciendo cada una de las áreas de desarrollo.
Las sesiones de musicoterapia tienen que ser muy estructuradas para favorecer un ambiente previsible y conocido para el niño.
Se trabaja con el canto, audiciones, improvisaciones, composición de canciones, viajes musicales y tocando instrumentos en función de los objetivos fijados para cada sesión.
Así que, yendo un poquito más allá de las terroríficas clases de flauta de los más pequeños, deberíamos incluir la música dentro de la vida y de las rutinas de nuestros niños aprovechando todas los beneficios que ésta nos puede ofrecer y nos ofrece.Y en el ámbito educativo incluir talleres de músicoterapia con profesionales preparados sería una buena opción.
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